Impulsos Aleatorios

miércoles, agosto 24, 2005

Contando historias IV

Como todos saben, el trabajo de la muerte consiste en ir buscando a las personas que les ha llegado su momento (o no), las apuntala con su flecha directo al corazón y les saca la vida. Luego de un largo día de trabajo la muerte decidió tomar un descanso por lo que busco el lugar adecuado. Encontró una cueva media escondida, oscura, en una calle perdida, pensó que era un buen lugar para descansar y se hechó a dormir.A la par de la muerte trabaja el amor buscando infinidades de corazones de adolescentes (o no tanto), muchachos y muchachas que él asigna para que se enamoren. El amor lanza su flecha directo al corazón y al instante, el elegido, se estremece en un estado de pleno amor y plenitud. Después de estar todo el día lanzando flechas y enamorando, el amor pensó en tomar un descanso. Buscó y buscó el luga indicado hasta que encontró una cueva bastante oscura y apartada; era la misma cueva en la que la muerte se habia recostado minutos antes, pero el amor no lo sabía, entró a la cueva, apoyó sus flechas en el piso y se durmió.A la mañana siguiente los dos (la muerte y el amor), se despertaron luego del largo descanso y se dieron cuenta de que estaban dumiendo en el mismo lugar, se abrazaron y saludaron (eran amigos de toda la vida). Cuando decidieron emprender su nuevo día laboral, sorpresivamente se dieron cuenta de que sus flechas se habían entremezclado, claro, la muerte antes de dormir las puso en el piso y el amor hizo lo mismo con las de él sin saber que estaban las de su amigo ahí tambien. Las flechas eran exactamente iguales, no se podian distinguir cuales eran de uno y cuales eran de otro, por lo que decidieron repartirlas aleatoriamente (mitad para cada auno).A partir de ese día nada volvió a ser igual. Cuando la muerte encontraba su víctima, sacaba una flecha pero a veces agarraba una del amor, y en lugar de matar, enamoraba, o daba mucha paz a esa persona, por ejemplo a una persona muy anciana, la llenaba de amor dándole la paz que necesitaba. Por otro lado, el amor en su tarea de enamorar, quizas confundía la flecha y tomaba una de las de la muerte, por lo cual, en lugar de enamorar, mataba. Por eso hoy por hoy no siempre sentimos que el amor nos llego adecuadamente o, quiza sentimos que el nos juega una mala pasada, ya que el amor, a veces, mata.

I.S. (adaptación)